¿Por qué perdimos el pelo del cuerpo?

El ser humano es uno de los pocos mam?feros que no tienen pelaje y es el ?nico primate que no est? cubierto de vello corporal.

Para conocer el porqu? de esta aparente anomal?a debemos adentrarnos en el pasado evolutivo de nuestra especie y en los cambios adaptativos que la fueron formando.

Supongamos que somos una especie de cient?fico extraterrestre al que se le presenta una serie de im?genes de todas las especies de primates que habitan en el planeta Tierra. Son m?s de 400, as? que a simple vista ser?a complicado diferenciarlas. Y sin embargo una saltar?a a la vista inmediatamente, ya que est? desnuda. Esa ser?a la primera caracter?stica que notar?a el cient?fico ET, antes de notar que esa especie tiene los brazos cortos, las piernas largas, los pies raros y un abultado etc?tera. Esa especie es, obviamente, el Homo sapiens, ?nico entre los primates que carece de vello corporal. En diversas notas publicadas aqu? en Futuro vimos otras tantas caracter?sticas que nos distinguen entre los primates, pero para cualquiera que se le ocurriera comparar, una pregunta obligada ser?a por qu? no tenemos pelo en el cuerpo.

Los parches de vello que tenemos en la cabeza, rostro, antebrazos, piernas, axilas y genitales no son nada si nos comparamos con un chimpanc?. Ellos tienen pelaje, nosotros parches que parecen haber quedado olvidados por la evoluci?n. Inclusive, si ampliamos el rango de comparaci?n incluyendo a todos los mam?feros, veremos que son pocos los que han abandonado el pelaje protector.

Un rastro que tenemos de nuestro antiguo pelaje se puede ver durante la gestaci?n de un ser humano. Entre el quinto y el octavo mes de embarazo, el feto est? casi cubierto de vello fino, que se conoce como lanugo, pero luego lo pierde. S?lo se puede ver en los beb?s prematuros, aunque tambi?n lo pierden enseguida.

Otra evidencia de que hubo una ?poca en que nos cubr?a el pelo son las gl?ndulas seb?ceas que tenemos en todo el cuerpo, cuya funci?n es la de lubricar el vello corporal. Una consecuencia de estas gl?ndulas que no tienen qu? lubricar son los granos, ya que siguen secretando el sebo lubricador que a veces tapa los poros y forma esas odiosas p?stulas.

EL SIMIO DESNUDO

Ver estos resabios evolutivos nos lleva nuevamente a la pregunta del inicio: si casi todos los mam?feros del planeta tienen pelaje, ?por qu? nosotros no?

Como dec?amos antes, no somos el ?nico mam?fero sin pelaje, los otros que nos acompa?an son especies que han evolucionado para adaptarse a un medio que en su momento era totalmente nuevo para los mam?feros. Por ejemplo, los mam?feros voladores, los murci?lagos, han perdido el pelo en las alas por la aerodin?mica, pero lo mantienen en el cuerpo. Entre los que viven en madrigueras hay algunos casos, como la rata topo lampi?a, que no tiene nada de pelo, o el armadillo, que tiene muy poco. Tambi?n est?n los mam?feros acu?ticos, como las ballenas, delfines, manat?es, etc?tera.

Pero todos los mam?feros terrestres tienen una densa capa de vello sobre la piel, a excepci?n de los m?s grandes, como elefantes y rinocerontes, que carecen de pelaje por razones similares a las nuestras. Nosotros somos terrestres, as? que ya viene siendo tiempo de que expliquemos por qu? no tenemos vello corporal. La mayor?a de los antrop?logos creen que la raz?n deriva de una adaptaci?n al nuevo medio que explotaron nuestros antepasados que empezaron a caminar en dos patas. Es una selecci?n asociada con la termorregulaci?n.

Todos los mam?feros transpiran para perder calor, como una forma de regular la temperatura corporal. La mayor?a de los animales que corren, como los perros salvajes, jadean para bajar la temperatura del cuerpo y transpiran por la boca. Nosotros tenemos miles y miles de gl?ndulas sudor?paras por todo el cuerpo, que junto a la falta de pelo corporal nos permite regular mejor la temperatura.

EL CORREDOR PELADO

Un sobrecalentamiento, para cualquier ser vivo, significa la muerte. Si nosotros tuvi?semos pelaje, nos recalentar?amos al correr, ya que el pelaje retardar?a la evaporaci?n del sudor. As?, la p?rdida de vello corporal no debe verse como un hecho aislado, sino dentro de un conjunto de adaptaciones que tuvieron lugar durante el camino evolutivo que convirti? a nuestros ancestros y a nuestra especie en un maratonista experto (ver nota Futuro 2/8/11).

Si viaj?semos unos 2 millones de a?os atr?s a Africa, encontrar?amos al Homo erectus, miembro del g?nero humano, y antepasado de nuestra especie. Es el primero de los hom?nidos b?pedos en caminar de una forma ya muy similar a la nuestra, raz?n por la cual la mayor?a de los paleoantrop?logos creen que en aquellos tiempos podr?amos haber perdido el pelaje.

Este per?odo coincide con una serie de cambios clim?ticos que a lo largo de cientos de miles de a?os formaron las sabanas abiertas del este de Africa. Los hom?nidos se adaptaron a ese cambio de formas diferentes: una de ellas fue la del Homo erectus, que desarroll? una serie de caracter?sticas que lo predispondr?an a ser un excelente cazador. No un cazador veloz y letal como el leopardo, sino uno que persegu?a a sus presas durante horas hasta agotarlas de cansancio, y que muriesen por sobrecalentamiento.

As?, se desarroll? un mecanismo de refrigeraci?n corporal que logra evitar el recalentamiento gracias a las gl?ndulas sudor?paras distribuidas por todo el cuerpo. Pero claro, ese sudor debe evaporarse, y el pelo retarda el proceso, como podemos comprobar viendo debajo de nuestras axilas en un d?a de intenso calor. As? que si bien el pelaje puede ser una protecci?n contra el sol, se perdi? a favor de una adaptaci?n para correr bajo el sol: se mantuvo el pelo de la cabeza como una protecci?n contra la insolaci?n.

La piel se protegi? del sol con una pigmentaci?n oscura que evitaba los efectos de la radiaci?n ultravioleta. A su vez, apareci? una adaptaci?n contra el fr?o que se pod?a sufrir por la falta de pelaje, que fue un aumento de la grasa debajo de la piel. Esta ayuda a retener el calor, a la vez que no impide la evaporaci?n del sudor en momentos de sobrecalentamiento. As? es que nuestra desnudez no es m?s que una de la gran cantidad de adaptaciones que desarrollamos en nuestra historia evolutiva para convertirnos en un experto maratonista.

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