Cómo Internet está cambiando la forma en que funciona el cerebro

Cient?ficos de la Argentina, Estados Unidos e Inglaterra para determinar si es cierto, como se ha afirmado durante a?os, que las nuevas tecnolog?as afectan nuestras funciones intelectuales, y c?mo lo hacen. La respuesta es asombrosa.

Seg?n la teor?a de la evoluci?n, el hombre est? en constante cambio. Aunque muchas veces sea imperceptible, las modificaciones se van dando en funci?n del entorno.

 Con la masificaci?n de Internet, las redes sociales, la telefon?a celular, la cotidianidad se ha visto radicalmente modificada durante los ?ltimos a?os. Por ejemplo, antes record?bamos con facilidad much?simos n?meros telef?nicos, y ahora no es disparatado encontrar hasta nuestro propio n?mero agendado en nuestro celular.
El Prof. Dr. Ricardo Allegri, jefe de Neurolog?a Cognitiva de Fleni e investigador independiente del Conicet, explica este fen?meno: «Las nuevas tecnolog?as cambian paradigmas. De esta manera, las formas de procesamiento que eran habituales en generaciones anteriores se alteran; es decir, si en el pasado el procesamiento de la informaci?n era m?s lineal, actualmente es en paralelo, por eso una persona puede mantener al mismo tiempo varias conversaciones a trav?s de Twitter, SMS y chat, sin inconvenientes».
 
Pl?stico como el cerebro
 
«La ortograf?a y escritura tambi?n se est?n alterando, y esto se evidencia a simple vista cuando se observa c?mo escriben los m?s j?venes. Esto no quiere decir que est?n mermando las capacidades ling??sticas, simplemente hay un cambio comparado con el pasado», ejemplifica la Dra. Alba Richaudeau, neuropsic?loga del Hospital Austral y del Instituto Argentino de Psicolog?a Aplicada (Iapsa).
Por su parte, la Dra. Tracy Alloway, experta en psicolog?a cognitiva de la Universidad de Stirling, en Escocia, realiz? un estudio para analizar el impacto de las aplicaciones tecnol?gicas en la memoria del trabajo , es decir, los procesos cerebrales involucrados en retener informaci?n durante un per?odo corto y c?mo manipulamos esta informaci?n. Esta memoria, adem?s de almacenar los recuerdos, nos ayuda a utilizarlos para relacionar datos y resolver problemas.
«Los cerebros de los ni?os, por su relaci?n con las nuevas tecnolog?as y por la evoluci?n propia del hombre, tienen diferencias respecto de los cerebros de las generaciones anteriores, por eso es indispensable cambiar el sistema educativo, que est? pr?cticamente obsoleto. Nosotros aprendimos acumulando datos y lo valioso era saber muchas cosas. Sin embargo, hoy los datos est?n accesibles todo el tiempo, de modo tal que ya no es un valor para el cerebro el acumular informaci?n», sostiene la Dra. Alba Richaudeau, neuropsic?loga del Hospital Austral y el Instituto Argentino de Psicolog?a Aplicada (Iapsa).
A tal fin, Alloway reuni? a 104 estudiantes universitarios y a 284 adultos, de entre 18 y 30 a?os. A esos dos grupos los dividi? en dos equipos. Por un lado, los que llevaban m?s de 12 meses usando Facebook y por el otro, los que contaban con menos tiempo en esa red social. Se someti? a todos los participantes a distintas pruebas vinculadas con la memoria y el lenguaje. Los resultados obtenidos indican que los del primer grupo tuvieron una mayor puntuaci?n en todas las pruebas en comparaci?n con los del segundo.
«De esta manera pudimos observar que el acto de comprobar el estado de un amigo y sus actualizaciones en Facebook fue un importante predictor del coeficiente intelectual verbal. Esto es as? porque cuando una persona est? usando Facebook tiene que tener en cuenta la nueva informaci?n de su amigo (es decir, el estado de actualizaci?n) y descartar el conocimiento previo acerca de dicho individuo. De esta manera es posible que usar Facebook sirva para aumentar las capacidades cognitivas como la memoria de trabajo y el coeficiente intelectual verbal», dijo en di?logo con La Nacion.
Adem?s, Alloway est? analizando el impacto de aplicaciones populares como YouTube y Twitter en la memoria de trabajo. Seg?n los primeros resultados del estudio, tales aplicaciones estar?an disminuyendo dicha habilidad: «Mis conclusiones indican que estas herramientas podr?an estar perjudicando las capacidades del ser humano, que existe la posibilidad de que este tipo de tecnolog?a pueda da?ar nuestra memoria de trabajo ya que nos insta a realizar actividades muy breves y cortas. Con Twitter, que se basa en mensajes de 140 caracteres, utilizamos muy poca informaci?n en cada mensaje. De esta manera no estamos usando la memoria ni la capacidad del lenguaje tal como lo hac?amos en el pasado, y lo mismo sucede con el uso de los mensajes de texto. Por otro lado, cuando una persona est? usando Facebook tiene que tener en cuenta la nueva informaci?n de su amigo (que ser?a el estado de actualizaci?n), y descartar el conocimiento previo acerca de dicha persona. De esta manera es posible que el acto de usar Facebook sirva para aumentar las capacidades cognitivas como la memoria de trabajo y el coeficiente intelectual verbal», sostiene.
Con respecto a estas conclusiones, el m?dico de Fleni advierte: «Si uno eval?a las funciones cognitivas en forma aislada, puede decir que el impacto es positivo o negativo. Por ejemplo, si analizo el efecto de los buscadores de Internet puedo afirmar que alteran de alguna manera nuestro cerebro, ya que la memoria epis?dica (que es un sistema de memoria expl?cita y declarativa que se utiliza para recordar experiencias personales enmarcadas en nuestro propio contexto, como es el hecho de recordar n?meros de tel?fonos) se vuelve menos efectiva que antes, pero si lo analizo en el nivel global, sin duda se trata de un impacto positivo, porque rescato que las redes sociales como Facebook nos facilitan la memoria operativa porque nos permite interrelacionar situaciones, mientras que Twitter, por sus caracter?sticas de instantaneidad y linealidad, pone al cerebro en contacto con infinidad de personas que discuten una misma informaci?n».
En este sentido, una investigaci?n publicada en la revista Science a mediados de 2011 sugiere que cuando las personas conf?an en tener acceso futuro a la informaci?n tienen menor recuerdo de los datos, pero mayor de la fuente de esa informaci?n. Este estudio asegura que Internet se ha convertido en la fuente primaria de memoria externa. Al respecto, el experto de Fleni opina: «Estamos ante un problema si la actividad que antes ten?a el cerebro ahora se la delegamos a los aparatos, dejando al ?rgano inactivo. Pero si descargo parte de mi memoria en Internet para poder usar mis capacidades para interactuar y procesar diversas informaciones, entonces el efecto es positivo. Antes ten?amos una capacidad mucho m?s limitada para ubicar y manejar informaci?n. Ahora tenemos m?s acceso y mayor capacidad para procesar y relacionar mucha informaci?n. Definitivamente, no es que el cerebro deja de trabajar, sino que lo hace de otra manera».
El Efecto Google
 
Los motores de b?squeda tienen un impacto fundamental en el funcionamiento de nuestro cerebro. Los expertos denominan Efecto Google al fen?meno por el cual la poblaci?n ha comenzado a utilizar Internet como su banco de datos. De esta manera, las computadoras y los buscadores se han convertido en una especie de sistema de memoria externa al que puede accederse a voluntad del usuario y al que la memoria humana se est? adaptando.
«Este alejamiento de la memorizaci?n en ?ltima instancia puede ayudar a la gente a mejorar su comprensi?n, porque la memoria es mucho m?s que la memorizaci?n, y el Efecto Google nos permite liberar m?s espacio en nuestros cerebros para orientarlo m?s al procesamiento de informaci?n», asegura Alloway.
«Cuando usamos el GPS dejamos de estimular nuestro cerebro para crear una estrategia para desplazarnos de un punto a otro». , subraya la Dra. Marcela Cohen, neur?loga de la Cl?nica y Maternidad Suizo Argentina.
«Est? claro que hoy, el Efecto Google es la forma actual de acopio de datos. Si bien puede verse como detrimento para el ejercicio de la memoria, desarrolla otras ?reas como la creatividad y asociaci?n r?pida, y la posibilidad de realizar lecturas simult?neas. El acceso instant?neo a la informaci?n variada permite la comparaci?n, la asociaci?n de ideas, y estimula la flexibilidad cognitiva mediante la utilizaci?n de juegos y programas inform?ticos. El cerebro tiene muchas funciones, una es la memoria. Si bien ?sta es la que parece descansar en el nuevo escenario, otras como la rapidez visual y motora, la deducci?n, la concentraci?n y la atenci?n utilizadas en Internet son propiciadas como una forma de gimnasia cerebral», destaca la Dra. Marcela Cohen.
Mentalmente social
Casi el 40% de los argentinos tiene una cuenta en Facebook, seg?n un reciente estudio de la consultora eMarketer, que vaticina que para 2014 existir?n 17 millones de personas registradas en esta red social. Con estos datos, el pa?s se coloca como el tercero a nivel mundial con mayor penetraci?n y como l?der en Am?rica latina.
«Hay evidencia de que los individuos que est?n m?s conectados socialmente pueden retrasar la p?rdida de memoria en la edad avanzada», dice Alloway, y explica que, por ejemplo con el uso de Facebook, la memoria de trabajo puede ser estimulada y mejorada a cualquier edad, obteniendo un impacto enorme en las capacidades cognitivas y de aprendizaje.
«Las nuevas tecnolog?as cambian paradigmas. De esta manera, las formas de procesamiento que eran habituales en generaciones anteriores empiezan a cambiar, es decir, si en el pasado el procesamiento de la informaci?n era m?s lineal, hoy el cerebro trabaja de otra manera, por eso las conversaciones hoy no son lineales, sino que se dan en paralelo, motivo por el cual una persona puede mantener al mismo tiempo varias conversaciones diferentes a trav?s de Twitter, SMS y chat, sin inconvenientes», advierte el Prof. Dr. Ricardo Allegri, jefe de Neurolog?a Cognitiva de Fleni e investigador independiente del Conicet.
El investigador Ryota Kanai, del Instituto de Neurociencias Cognitivas del Colegio Universitario de Londres, lleva tiempo investigando el funcionamiento del cerebro. Junto a su equipo encontraron que existe una relaci?n directa entre el n?mero de amigos que una persona tiene en Facebook y el tama?o de ciertas regiones del cerebro, lo que eleva la posibilidad de que el uso de redes sociales pueda cambiar este ?rgano.
Para llegar a esta conclusi?n escanearon el cerebro de 125 estudiantes universitarios usuarios de Facebook y compararon los resultados con el tama?o de sus grupos de amigos, tanto en la red como en el mundo real. Entrevistado por La Nacion, explica: «Concluimos que cuantos m?s amigos ten?a una persona en esta red social, mayor era su volumen de materia gris en cuatro regiones del cerebro, entre ellas la am?gdala, asociada a la respuesta emocional y la memoria, as? como otras zonas clave para identificar las se?ales que se producen durante la comunicaci?n con otras personas».
El espesor de la materia gris en la am?gdala tambi?n se vincul? con el n?mero de amigos que ten?a la gente en el mundo real, pero el tama?o de las otras tres regiones parec?a estar correlacionado s?lo con las conexiones online.
«Creo que la raz?n por la cual se encontr? dicha correlaci?n entre el n?mero de amigos de Facebook y lo que sucede en varias regiones del cerebro tiene que ver con el impacto de la actividad social online de las personas, que podr?a reflejar su nivel de sociabilidad general o de extroversi?n. Las redes sociales son enormemente influyentes, pero todav?a conocemos muy poco sobre el impacto que tienen en nuestros cerebros», reconoce Kanai, y agrega que a pesar de los estudios realizados, hasta ahora no es posible afirmar si tener m?s contactos en Facebook hace m?s grandes determinadas partes del cerebro, o si algunas personas est?n simplemente predispuestas para tener m?s amigos.
Est? claro que las nuevas tecnolog?as no atrofian el cerebro, como muchos creen. De todos modos, los entrevistados enfatizan que son herramientas para realizar determinadas acciones, y no deben ser utilizadas como un fin en s? mismo.
Al ritmo al que avanzan las tecnolog?as parece imposible prever c?mo funcionar? nuestro cerebro en s?lo 20 a?os. «Este ?rgano tiene una gran capacidad de adaptaci?n. Es mentira que tenemos zonas del cerebro que no se usan. Todo lo que tenemos lo usamos y todo se adapta para una mejor interacci?n con el mundo», concluye el Dr. Allegri.
Si bien hay en marcha diversos estudios cient?ficos al respecto, para la Dra. Alba Richaudeau no es posible a?n probar cient?ficamente c?mo se est?n dando esos cambios: «Las investigaciones demandan tiempo y los avances tecnol?gicos avanzan a una velocidad superior. Tenemos la impresi?n de que Internet impacta en el funcionamiento cerebral, pero todav?a no hay resultados concluyentes. Entonces, si bien ya hay ciertos estudios que dan cuenta de c?mo el cerebro se est? adaptando al nuevo medio, lo cierto es que a?n hay mucho por investigar».
En definitiva, como dice el neuropsic?logo Mark Mapstone, de la Universidad del Rochester Medical Center de Rochester, Nueva York, Estados Unidos, al ser consultado por La Nacion: «El hombre se ha centrado en la tecnolog?a desde los albores de los tiempos. Controlar el fuego, inventar la rueda y desarrollar el lenguaje escrito son s?lo algunos ejemplos de lo que ha sido la evoluci?n. Los humanos somos animales de adaptaci?n, y en este contexto utilizamos la tecnolog?a para que la especie contin?e avanzando».

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